La Peregrinación con enfermos a Lourdes fue del 12-15 de
septiembre de 2013.
A las ocho y media salimos de
Vitoria 5 autobuses con peregrinos y
enfermos con dirección a Lourdes.
En la mitad del camino hicimos
dos paradas para descansar y comer. Una vez que llegamos Lourdes, ayudamos a los enfermos a llevar las maletas a
la residencia y luego fuimos al hotel a dejar las nuestras.
Las tareas que realizamos
fueron ayudar a los enfermos en las actividades de la peregrinación y además
participamos en los actos religiosos misas, rosarios, Vía Crucis, procesión con
las velas, etc.
A mí lo que más me ha gustado
es el paso por la piscina, la misa en la gruta y en la iglesia y el trato con
la gente y los enfermos. Aunque ya había estado anteriormente en Lourdes
también me ha gustado esta vez.
Con la compañera de habitación, Angela, lo he pasado muy bien así como con el resto del grupo.
No me gustó la catequesis, era aburrido.
Ha sido una experiencia
positiva, no tiene nada que ver con ser hospitalero. Lo que más me ha gustado
ha sido el paso por la gruta y cuando nos metimos en la piscina que sales
completamente seco. Eso me ha impresionado mucho.
Lo que menos me ha gustado es
que hemos tenido muchas misas, la misa del último día para mí fue muy pesada.
Duró más de dos horas y estás mucho tiempo de pie.
El jueves 12 de septiembre
partimos de Mendizorroza hacia unos pueblos de Álava para recoger gente. Ya
recogido el personal, partimos hacia Ordizia. Allí hicimos una parada de 30
minutos. Después de tomar un aperitivo, retomamos rumbo a Lourdes.
Al llegar a Francia, la
primera labor que nos asignaron fue bajar todo el equipaje. Después tuvimos que
esperar para ayudar a las personas enfermas
para ir al hospital. Luego nos fuimos con las maletas al hotel. Allí las
cenas son distintas que en el País Vasco porque se cena mucho antes.
Para mí es la primera vez que
atiendo enfermos, no es lo mismo que peregrinos en los albergues del Camino de
Santiago. Pero sobre todo es que todo es religioso. Te emocionas porque te pasan
por la mente todos tus seres queridos.
Para mí el segundo día fue el
más emocionante porque conocí en persona
al Obispo de Vitoria-Gasteiz, D. Miguel Asurmendi, y tuve la suerte de
confesarme con él todos los pecados cometidos. Me pegué una gran llorera, pero
me quedé bien satisfecho.
Me apunté a hacer muchas
cosas. Por primera vez me desnudé para bañarme en la piscina y quitarme todos los
males (dolores de espalda). Luego estuve en dos actos litúrgicos vestido de
monaguillo: la procesión de las antorchas que vamos con velas y en la
eucaristía general.
Se conoce mucha gente, se
hacen muchas relaciones.
El sábado por la tarde
estuvimos con los enfermos y les ayudamos a hacer compras. También tuvimos tiempo libre y cuando terminábamos nuestra tarea, un
hospitalario nos invitaba a almorzar.
Si el tiempo nos lo
permite, repetiremos. Gracias de todo corazón.
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