miércoles, 2 de octubre de 2013

Testimonios de la Peregrinación (II)

Amaia Pérez de Eulate, Jesús Cardero y Josean Baroja (Apdema)

La Peregrinación con enfermos a Lourdes fue del 12-15 de septiembre de 2013.
A las ocho y media salimos de Vitoria 5 autobuses  con peregrinos y enfermos con dirección a Lourdes.
En la mitad del camino hicimos dos paradas para descansar y comer. Una vez que llegamos Lourdes,  ayudamos a los enfermos a llevar las maletas a la residencia y luego fuimos al hotel a dejar las nuestras.
Las tareas que realizamos fueron ayudar a los enfermos en las actividades de la peregrinación y además participamos en los actos religiosos misas, rosarios, Vía Crucis, procesión con las velas, etc.
A mí lo que más me ha gustado es el paso por la piscina, la misa en la gruta y en la iglesia y el trato con la gente y los enfermos. Aunque ya había estado anteriormente en Lourdes también me ha gustado esta vez.
Con la compañera de habitación, Angela, lo he pasado muy bien así como con el resto del grupo.
No me gustó la catequesis, era aburrido.


Ha sido una experiencia positiva, no tiene nada que ver con ser hospitalero. Lo que más me ha gustado ha sido el paso por la gruta y cuando nos metimos en la piscina que sales completamente seco. Eso me ha impresionado mucho.
Lo que menos me ha gustado es que hemos tenido muchas misas, la misa del último día para mí fue muy pesada. Duró más de dos horas y estás mucho tiempo de pie.


El jueves 12 de septiembre partimos de Mendizorroza hacia unos pueblos de Álava para recoger gente. Ya recogido el personal, partimos hacia Ordizia. Allí hicimos una parada de 30 minutos. Después de tomar un aperitivo, retomamos rumbo a Lourdes.
Al llegar a Francia, la primera labor que nos asignaron fue bajar todo el equipaje. Después tuvimos que esperar para ayudar a las personas enfermas  para ir al hospital. Luego nos fuimos con las maletas al hotel. Allí las cenas son distintas que en el País Vasco porque se cena mucho antes.
Para mí es la primera vez que atiendo enfermos, no es lo mismo que peregrinos en los albergues del Camino de Santiago. Pero sobre todo es que todo es religioso. Te emocionas porque te pasan por la mente todos tus seres queridos.
Para mí el segundo día fue el más emocionante porque conocí  en persona al Obispo de Vitoria-Gasteiz, D. Miguel Asurmendi, y tuve la suerte de confesarme con él todos los pecados cometidos. Me pegué una gran llorera, pero me quedé bien satisfecho.
Me apunté a hacer muchas cosas. Por primera vez me desnudé para bañarme en la piscina y quitarme todos los males (dolores de espalda). Luego estuve en dos actos litúrgicos vestido de monaguillo: la procesión de las antorchas que vamos con velas y en la eucaristía general.
Se conoce mucha gente, se hacen muchas relaciones.
El sábado por la tarde estuvimos con los enfermos y les ayudamos a hacer compras. También tuvimos tiempo libre y cuando terminábamos nuestra tarea, un hospitalario nos invitaba a almorzar.

Si el tiempo  nos  lo permite, repetiremos. Gracias de todo corazón. 

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