miércoles, 2 de octubre de 2013

Testimonios de la Peregrinación (I)

Ni siquiera lo pude imaginar, no tenía nada,
me sentía sola aunque estaba rodeada de gente,
perdida, sin nadie a quien recurrir, y sintiéndome así,
entre lágrimas de desesperación, una
noche mandé un mensaje de socorro, y cuál fue mi sorpresa,
me respondieron varias personas,
pero hubo una que además me llamó y me dijo "ven con nosotros a Lourdes".
Le contesté que no
podía ser, estuvimos hablando y me dijo:
"prepara la maleta, nos vamos el día 12". Por mucho que
le expuse ella me lo rebatió. Y llegó el día 12, me sentía fuera de lugar 
y más perdida que una liebre en un estadio.
Nos subimos al autobús y empecé a sentir algo extraño:
PAZ de espíritu; esa sensación ya no me abandonó en todo el viaje.
Aún la siento.

He pasado unos días inolvidables, de mucha emoción,
había leído mucho sobre Bernardita y la aparición de La Virgen,
pero estar en el lugar donde todo sucedió,
no se puede decir con palabras, yo soy creyente aunque no practico mucho,
pero en Lourdes he visto muchas cosas y experimentado otras en persona.

Fui allí con LA HOSPITALIDAD en calidad de enferma,
y el apoyo y el cariño que he recibido de personas que no conocía de nada,
me han llenado de esperanza, ahora sé que no estoy sola,
que hay mucha gente como yo y aún peor,
y mucha gente dispuesta a ayudar sin recibir.
Los que van a Lourdes es por un motivo (la entrega a los demás)
no solo es cuestión de FE que también,
es ese sentimiento que recorre cuerpo y alma cuando pones los pies en esa
SANTA TIERRA,
no importa el idioma porque nos entendemos solo con la mirada,
todos vamos por lo mismo (encontrar consuelo);
unos lo encuentran rezando, otros ayudando a los demás,
otros hablando con la gente, pero nadie vuelve de vacío.

A mí me ha impactado la labor de las damas, los camilleros,
el cuerpo médico, los sacerdotes,
Y la organización en general, su entrega y dedicación en cuerpo y alma,
ayudan a la gente y curan sus almas dándoles tanto amor 
que sus heridas corporales parecen desaparecer.
Son personas increíbles, aunque estén agotados siempre tienen la sonrisa,
o una palabra de cariño, una caricia, un beso y sobre todo mucha paciencia.
A todos ellos y ellas quiero darles las GRACIAS por todo, 
sois maravillosos, y aunque cuando los vea por Vitoria no recuerde sus nombres
siempre los llevaré en mi corazón y espero formar parte de ellos algún día.

GRACIAS

                                                            Basi.

1 comentario:

  1. Espectacular y llega al corazón este testimonio. Por cosas como estas merece la pena todo el trabajo de la peregrinación.

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